Aprendí algo que hubiera sido evidente incluso para un niño. Que la vida es sencillamente una colección de pequeñas vidas y que cada una de ellas dura un día. Que debíamos dedicar cada día a buscar belleza en las flores y en la poesía. Que no hay nada como una jornada empleada en soñar, en disfrutar de la puesta de sol o de la brisa fresca.
Pero, sobre todo, aprendí que para mi vivir es sentarme en un banco junto a un viejo río, con la mano en su rodilla, y a veces, en los días buenos, enamorarme...
Pero, sobre todo, aprendí que para mi vivir es sentarme en un banco junto a un viejo río, con la mano en su rodilla, y a veces, en los días buenos, enamorarme...
Pero enamorarte, mas tarde o mas temprano, no te mata?
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